Clima y luz
Los tomates prosperan en un clima cálido, con una temperatura media durante las 24 horas del día de unos 21 a 27°C. Prefieren un nivel de humedad relativa del 40-70% para evitar enfermedades fúngicas y facilitar una transpiración eficaz. Para mejorar la fotosíntesis, las tomateras se benefician de niveles más altos de dióxido de carbono, que pueden controlarse en un invernadero.
La llegada de la tecnología de iluminación LED ha permitido a los cultivadores proporcionar luz adecuada a las tomateras durante todo el año. Muchos se están pasando a los LED o emplean un enfoque híbrido que utiliza tanto LED como luces tradicionales de sodio de alta presión (HPS) para garantizar una calidad e intensidad de luz óptimas.
Trabajo
Al igual que otros cultivos de alto mantenimiento, los tomates requieren un enfoque de cultivo estructurado dentro del invernadero. El cultivo segmentado permite una cosecha continua y garantiza un flujo de trabajo constante, manteniendo a un equipo dedicado a diversas tareas, desde la plantación y la poda hasta la cosecha y la gestión de plagas.
Mercado
A diferencia de otros cultivos estacionales, la demanda de tomates frescos cultivados en la zona se mantiene estable durante todo el año. Son un alimento básico en muchas cocinas, lo que los convierte en un producto codiciado tanto en los mercados locales como en los internacionales.
Ingresos
El potencial de ingresos de los tomates de invernadero es prometedor. Con unos ingresos medios que podrían alcanzar los 60,00 euros por metro cuadrado al año, o incluso más, dependiendo de las condiciones del mercado local. Aunque los costes energéticos son un motivo de preocupación, la utilización de tecnologías energéticamente eficientes y de fuentes de energía renovables puede compensar significativamente los costes operativos, haciendo del cultivo de tomates en invernadero una empresa viable y rentable.