El Enfoque Holandés hace referencia a la rica historia de los Países Bajos en materia de seguridad del agua, planificación urbana y participación local. A lo largo de los años, el Enfoque Holandés se ha convertido en una práctica notable de planificación y gestión que va mucho más allá de la gestión del agua. Ha demostrado ser un método eficaz para realizar proyectos de planificación complejos y se ha puesto a prueba en una amplia gama de industrias y en misiones militares. En nuestros proyectos de invernaderos llave en mano, utilizamos estos principios para operar en múltiples países, de forma eficiente, con garantía de futuro y como un esfuerzo conjunto.
El enfoque neerlandés
Construir invernaderos a la holandesa
Aplicación del enfoque neerlandés en nuestros proyectos internacionales de invernaderos.
Avances tecnológicos
Holanda, un país seis veces más pequeño que el Reino Unido, es el segundo exportador mundial de productos agrícolas. Este asombroso logro es posible gracias a las tecnologías de invernadero más avanzadas. Entre ellas se encuentran los entornos de clima controlado, los sistemas de calefacción de bajo consumo y la automatización, que permiten unas condiciones de cultivo óptimas durante todo el año. Estas tecnologías no sólo aumentan la producción, sino que también reducen drásticamente la huella de carbono. La utilización de estas tecnologías avanzadas en proyectos internacionales puede suponer avances significativos en la agricultura local, haciendo que el sector sea más resistente a los efectos del cambio climático.
Gestión del agua
El agua es un recurso precioso en la agricultura, y los holandeses han perfeccionado el arte de la gestión del agua en los invernaderos. Utilizamos un sistema de circuito cerrado que recicla el agua, elimina los residuos y reduce el impacto ambiental. Este sistema incorpora la recogida de agua de lluvia, un riego preciso y el reciclado del agua. En nuestros proyectos de invernaderos, el consumo de agua se optimiza y se reduce al mínimo. Para los países que luchan contra la escasez de agua, esto puede cambiar las reglas del juego y crear un sistema agrícola más sostenible y resistente.
Gestión integrada de plagas
En lugar de recurrir únicamente a pesticidas sintéticos, en el invernadero holandés empleamos la Gestión Integrada de Plagas (GIP). Se trata de utilizar depredadores naturales, como los insectos, para combatir las plagas. La GIP es más sostenible y saludable tanto para el medio ambiente como para los consumidores. Aplicar este enfoque a escala internacional reduce la dependencia de pesticidas nocivos y contribuye a un paisaje agrícola más limpio y seguro. Como resultado más directo, con cada proyecto hortícola acercamos hortalizas más sanas a su plato.
Intercambio de conocimientos
Uno de los aspectos cruciales, si no el más crucial, de la aplicación de este modelo holandés es la transferencia de conocimientos y técnicas. Como DutchGreenhouses, compartimos continuamente conocimientos técnicos con nuestros socios para estar al día de los nuevos avances. Al ser una empresa técnica, no dudamos en integrar tecnología preparada para el futuro y compartir conocimientos con los ingenieros y técnicos locales de nuestros clientes.
El intercambio de conocimientos tecnológicos es sólo una parte de lo que hacemos a lo largo del tiempo. Las prácticas hortícolas neerlandesas se repiten día tras día una vez construida la instalación de invernadero. Hemos comprobado que la transferencia de conocimientos es la clave del éxito de cada uno de nuestros proyectos de horticultura en invernadero. Esto suele implicar una combinación de programas de formación, talleres y demostraciones in situ. La educación es clave para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de estos proyectos, permitiendo a los equipos locales dirigir las operaciones de forma eficiente y solucionar cualquier problema que pueda surgir.
Beneficios económicos
La ejecución de proyectos de invernaderos neerlandeses con este modelo puede reportar importantes beneficios económicos locales. Los entornos controlados permiten obtener cosechas más predecibles, reduciendo los riesgos asociados a la volatilidad del clima. Esta estabilidad puede atraer inversiones y fomentar el crecimiento económico a escala local: al principio de la construcción se crean puestos de trabajo, directos e indirectos. Una vez en funcionamiento, se forma y educa a los trabajadores y los proveedores locales suelen facilitar las necesidades de la explotación del invernadero. A escala nacional, el mayor rendimiento y la mejor calidad de los productos pueden impulsar las exportaciones, contribuyendo así a la prosperidad económica.
La clave de este enfoque neerlandés
Hacer de la población local un actor clave en cada proyecto. Utilizando los recursos locales para obtener una ventaja competitiva, pretendemos dejar tras de sí un legado de conocimientos hortícolas, mejora tecnológica y bienestar económico. Desde el inicio de la construcción hasta décadas después.